El final y el despertar

Aun recuerdo el escenario, pensé que mis ojos estaban heridos, mis parpados o mi visión, solo observaba manchas rojas, lo único que pude distinguir era sangre, un mundo 2D donde todo estaba pintado con la vida derramada de tantos de mis hombres, innumerables a la vista, no podía con mis fuerzas, la armadura destruida, el hierro del escudo, todo pesada el triple, sin embargo tome mi daga, lo más cerca que tenía, y vi esa doncella, que era como un ángel de la muerte acercándose a mí, sentía su aroma, y su sed por mi vida, aunque no podía levantarme, mis luchas por cumplir mi misión era el ultimo aliento de resistencia que me dirigía. Como pude sobre mi rodilla apoye mi cuerpo, quite mi casco y pude detallar a mi ejecutora. 



Su tez blanca, su cabello oscuro, su rostro era precioso, tenia una belleza homologa a la del honor que estoy dando mi vida por defender, caminaba despacio pero con determinación, todos mis soldados estaban siendo empalados a mi alrededor, los gritos desgarradores era como una brisa que ofuscaba todo pensamiento y sentimiento de esperanza, sin embargo sus ojos me capturaban toda atención, junte mi ultimo aliento y me levante. Al acercarse a mi no genere ninguna resistencia, sentí una fuerza atrayente, hasta que escuche sus palabras 





-El ultimo de los generales templarios, exclamo ella, acá muere toda resistencia a la Orden, y saco a relucir una espada casi en forma de lanza, azul brillante con manchas de sangre y al intentar atacarla caí en sus brazos. Con un esfuerzo mínimo sujetaba todo mi cuerpo y mi armadura, 

-Este es un giro interesante a este deceso exclamo, rogaras por tu vida? Recato, 

-Rogare porque la justicia reine de nuevo y la luz del sol termine con la corrupción que representan, dije en voz muy baja- 

-Que se siente morir por una causa perdida? El corazón de los hombres es la mayor corrupción que existe, es la que estoy eliminando, se les dio el mundo y lo que han hecho es asesinar, matar, robar, sembrar odio entre ustedes y castigar cualquier ser vivo que comparta un espacio con ustedes, son el verdadero mal y con tu muerte, el mundo estará mas seguro. 

-Defendí siempre la libertad de elegir, de soñar y de cambiar, 

-Y que se siente morir por defender aquellos que han traído tanto sufrimiento a otros? Mira a tu alrededor, este es el espejo del Karma hecho por tu reino, yo soy los ojos de los ciegos, la justicia de los marginados y te daré la libertad que buscas, pero de este mundo. 

-Ya a punto de desfallecer por la perdida de sangre, le pregunte su nombre, el ultimo que escuchare, 

-Que particular eres mi moribundo general, pero si lo necesitas saber, me llamo Lorraine, mira mis ojos porque serán los últimos que veras, pero puedes unirte a mi, guardo su espada y vi como crecían sus colmillos,



-Al ver sus ojos, cuando se acercaba a mi, vi todas las almas de los que habían fallecido por su espada, violadores, asesinos, traidores y generadores de horror, sentí un placer al conocer en parte su misión, pero como hombre de honor, fiel a mi misión, en ese momento de descuido enterré mi daga recitando "Salve Regina" en su corazón, casi con una lagrima en los ojos por motivos que desconozco,

-Ella al sentir la daga sonrió, con un sentimiento de admiración, de repente el hierro se congelo y tuve que soltarla al quemarme por el frio y allí sentí sus dientes, un escalofrió me invadió por todo el cuerpo, pero la dulce paz de haber dado mi vida y cumplido mi palabra se sintieron una gran peso que se iba, sus ojos al final, emanaban una luz, que me hizo entregar toda resistencia, había muerto en sus brazos.

 

La muerte, el fin?

La figura era de un anciano, estaba en un circulo iluminado dentro de un salón gigante de oscuridad y escuche la voz grave y fuerte,



"Templario, redentor y destructor, líder y esclavo, peón y Mesías, bienvenido a la eternidad, bienvenido a tu destino"

Inmediatamente fui a través de un túnel, donde fui testigo de todas mis batallas, en mi mente honorificas, donde presencie el sufrimiento de muchos, llevados a cabo por una causa santa, el papa a quien tanto fui devoto, vi la perversión de todos sus planes, su ambición de poder, fui la espada ejecutora de la corrupción del corazón de los hombres, no fui un soldado del bien, cometí un sinfín de pecados en pro a la salvación eterna, logrando únicamente mi condenación eterna, al final llegue a un precipicio, el final de mi viaje,



Caí en un fuego frio pero el doble de ardiente que la lava, hundiéndome en el olvido, un dolor indescriptible, una agonía incesante, el tiempo se había detenido, solo quedaba la tortura y un odio enfermizo a la hipocresía que me condenaba a este infierno, así transcurrió lo que se sintió como todas las edades del mundo, ya no había esperanza, 

Sin sentido alguno del tiempo, sentí llegar al final del abismo, mi cuerpo destruido por la caída, sin fuerza alguno para moverme, sentí que mi tormento al final mermo, sin saber como, sentí otra vez mis extremidades, estaba vivo,

Sentí unas manos que me levantaron, que poco a poco me devolvían las fuerzas, la sentí a ella, sin poder comprobar como, hasta poder mirar, vi como todas las almas que se aferraban a mi sufrimiento se apartaban con su llegada, era Lorraine,

-Mi general, eres valioso, no estas muerto, acabas de nacer otra vez, exclamo ella,









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